Tiñe tus ojos húmedos, de líquido hiriente, de verde ponzoña, con odio desmedido y años de rencor ciego. Finges el despropósito de tu apariencia, con retazos de bondad mentirosa y grotescas muecas sonrientes. Te giras, te vuelves y maldices entre dientes.
La niebla se espesa tan rápido como un suspiro de enamorado, envolviendo el presente y el pasado, tu cara marchita, todo lo que nos ha pasado. Aspavientos espasmódicos, violentos, desgarran la espesura blancuzca, descuartizan el aire y entierran tu mente en lo más hondo de tus entrañas, pero no logras atraparme. Te oigo gemir de rabia.
Te duele.
La niebla se espesa tan rápido como un suspiro de enamorado, envolviendo el presente y el pasado, tu cara marchita, todo lo que nos ha pasado. Aspavientos espasmódicos, violentos, desgarran la espesura blancuzca, descuartizan el aire y entierran tu mente en lo más hondo de tus entrañas, pero no logras atraparme. Te oigo gemir de rabia.
Te duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario