17 de agosto de 2012

Solos - Adam Baker


"Un intento que se queda en eso, intento"


 Esta es una de esas novelas que nadie te aconseja, yo tampoco lo haré, que te atraen por una sinopsis y un contexto concreto, como si de una teletienda se tratase.
 El modo con el que es narrada la historia no me resultó muy atractivo, pero al menos el ritmo era constante y no aburría.
 Podría haber sido una lectura buena si no fuera por los múltiples errores de argumentación que tiene la obra. Toma como base el mundo zombie y en un intento por innovar le otorga sutilezas tales como la propagación de hilos metálicos que van atravesando la piel, como uno de los procesos de mutación. El interesante concepto de intercomunicación entre estos. Pero es el propio autor, el propio ideólogo, quien no sabe mantener en equilibrio su propia invención. El resultado de esto es la espiral descendente que va tomando la obra según nos acercamos al final. Pasando previamente por el periplo de mutación de uno de los personajes el cual durará capítulos y capítulos, incluso compartirá "una partida" con un crupier cuya mutación le obliga a estar allí, fijado al suelo. En plena vorágine de despropósitos y hechos descontrolados, otro de los personajes, descubre, si, allí en medio de la nada, lo que nadie en todo el mundo, con muchos más medios para ello, el modo de controlar a los mutados. Poniendo a uno para que grite cuando vea a un enemigo a modo de alarma, otro que se inmola,... cumpliendo ordenes, vamos, una mierda muy gorda.
 Como dije al comienzo, no voy a recomendar esta obra, aunque puede entretener y el texto no es nada denso, la cantidad ingente de contradicciones la hacen infumable.

Sinopsis:

Un pequeño grupo de trabajadores de una aislada base petrolífera del Ártico se convierte en el último reducto de la civilización humana.

Una enorme plataforma petrolera medio abandonada y en ruinas, atracada en un remoto lugar del océano Ártico, está a punto de ser cerrada. Una tripulación de unas quince personas es la encargada del mantenimiento básico en la últimas semanas de funcionamiento. De pronto, la existencia en este gélido y aparentemente tranquilo páramo se convertirá en un infierno. Desde su remota posición escuchan que una siniestra pandemia mundial asola ciudades enteras. Lo que no acaban de asimilar es que este misterioso virus que se propaga por el mundo esté transformando a los seres humanos en una suerte de monstruos asesinos, casi indestructibles. Los gobiernos intentan dominar la situación, pero este degenera en cuestión de días y el mundo se colapsa. Uno por uno los canales de televisión que unen a la tripulación de la base con el resto de la civilización mundial dejan de transmitir. 

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